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MÁRTIN CEPEDA

La experiencia de venir a la École Polytechnique ha sido un proceso de intensa adaptación. El hecho de llegar a un país con una cultura y un idioma distintos, alejado de nuestras familias y amigos fue inicialmente un choque emocional. Al llegar tuvimos una formación lingüística de 3 meses, donde conocimos a los otros alumnos internacionales y en cuyo final obtuvimos un nivel promedio de francés B2 para luego iniciar los cursos con la generación completa (internacionales y franceses). Una segunda etapa, quizás la más marcadora, fue el desarrollo de las clases en Polytechnique. Al llegar acá nos vimos enfrentados a un paradigma completamente distinto de enseñar ingeniería.

Siendo Francia conocida por su historia en el desarrollo de la matemática, la École Polytechnique se caracteriza por acentuar esta formación fuertemente teórica. Los cursos son, comparándolos con Chile, todos más abstractos y “matemáticos” (al punto en que la mayoría de ellos se puede reducir a un curso de análisis, álgebra lineal o topología), lo que le da a la formación un enfoque más generalista. En este sentido, adaptarse a esta formación fue muy difícil para todos, puesto que estábamos acostumbrados al enfoque más práctico y técnico impartido en los cursos de la UC.

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